En los últimos dos años, la utilización de las mascarillas alrededor del mundo creció inmensamente por las normas de protección contra el coronavirus. Sin embargo, el impacto medioambiental de las mascarillas desechables se ha convertido en un problema de contaminación en el mundo.
La necesidad de las mascarillas desechables en la comunidad
La crisis sanitaria por la que atraviesa Chile desde marzo del 2020 generó que las mascarillas se transformaran en una necesidad para nosotros como comunidad. Ante esto, el comercio aumentó las ventas de este producto y ¿cuál era la solución más sencilla para el consumidor? Claro, comprar las mascarillas desechables que, aparte de traer más unidades, eran más económicas.
Según los datos entregados por el Seremi del Medio Ambiente, por cada ciudadano chileno se hacen estimaciones cercanas a la utilización de dos mascarillas por día, lo que llevaría a un resultado de 34 millones de cubrebocas a diario. No existen cifras exactas, pero la experiencia me ha demostrado que una gran cantidad de esos residuos terminan en paraderos que acrecientan los problemas medioambientales.
La seriedad del impacto medioambiental de las mascarillas desechables
Las medidas sanitarias se volvieron parte de nuestro día a día. Ya es común caminar por las calles y encontrarse con muchas personas utilizando mascarillas. No obstante, el uso de las mascarillas desechables se ha sumado al conflicto medioambiental para la flora y fauna que existe en el mundo.
En lo personal, encuentro un sinfín de mascarillas desechables botadas en las calles. Estas son tan livianas que pueden trasladarse con ayuda del viento a diferentes lugares, incluyendo ríos, lagos o mares. Al no ser biodegradables ni reciclables, estas tienden a pasar desapercibidas por las personas, debido a su única utilización.
Cabe recordar que las mascarillas desechables están compuestas principalmente por elementos de plástico, por lo que tarda alrededor de 450 años en degradarse. El largo recorrido que estas realizan afecta principalmente a los animales, sobre todo los que se encuentran en el mar.
En mayo de este año, Francisco Correa, especialista en cambio climático e investigador del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible de la Universidad Autónoma de Chile, se refirió al problema en La Tercera. «La culpa no es de las mascarillas, las cuales fueron fabricadas para su uso sanitario. La responsabilidad es de los seres humanos. Con el pasar del tiempo, estos elementos van a fragmentarse en micro o nano plásticos, que no se descomponen, y que generan profundos daños a la flora, fauna y recursos hídricos”, señaló.
El impacto marítimo de las mascarillas desechables
Sin lugar a dudas, el impacto medioambiental de las mascarillas desechables golpeó con más fuerza al mundo acuático. En los últimos dos años los diferentes mares han tenido que enfrentar la llegada masiva de las mascarillas desechables que le envía el ser humano. Diferentes expertos y buzos han señalado en un reportaje realizado por El Mundo que la aparición de esa enorme cantidad de residuos en el mar fue sorpresiva, a pesar de los grandes problemas de contaminación presentes antes del coronavirus.
Los animales son los que más han sufrido. Las atrocidades que he tenido que observar en las playas me ha llevado a visibilizar este tema. Un día me tocó presenciar el intento de rescate que tuvo una persona con una gaviota que estaba atrapada por la cinta de una mascarilla, la que afortunadamente tuvo éxito. Pero como este, hay muchos casos que se dan con frecuencia en los diferentes lugares del planeta.
Según los registros presentados por la Organización Mundial de la Salud en el 2022, el índice de contaminación aumentó considerablemente desde marzo del 2020 hasta noviembre del 2021. Los resultados arrojaron que 87.000 toneladas de residuos correspondientes a los cuidados sanitarios (mascarillas, guantes, vacunas, entre otros) se enviaron a diferentes países y un 75% de estos terminó en mares, ríos o vertederos.
En los registros rescatados por algunos trabajos periodísticos, se puede observar cómo estas mascarillas se transforman en una trampa mortal para la vida animal.
Soluciones al problema de las mascarillas desechables
El conflicto de contaminación es una de las problemáticas que más está pidiendo su atención a través de todo el mundo. En situaciones como la que se está viviendo con las mascarillas solo queda por preguntar, ¿qué se debe hacer entonces? La recomendación principal, entregada por la Organización Mundial de la Salud, es botar estas mascarillas en un contenedor donde no se mezclen con basura reciclable como latas, papel o vidrio.
En cuanto a su uso, a pesar de que dejó de ser una medida obligatoria en algunos países, muchas personas continuamos utilizando su mascarilla por seguridad. Por ese motivo, solo queda cumplir con el procedimiento recomendado para evitar o, al menos, disminuir en un corto plazo esta problemática medioambiental que afecta a los seres humanos, animales y paisajes.
Es importante también que continúen surgiendo organizaciones que ayuden a la limpieza de áreas verdes y playas. Ellos han sido un pilar fundamental en la lucha por terminar con la contaminación ambiental, manteniendo los lugares lo más limpio posible.
Hace algunos meses, la Municipalidad de Santiago anunció la instalación de 13 contenedores en la comuna para poder reciclar las mascarillas de plástico. Según lo señalado, las mascarillas se trasladarán a la planta Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción, en la Región del Biobío, donde se reciclarán y se transformarán en distintos productos plásticos.
Cabe destacar que Concepción fue la primera ciudad en Chile que inició un plan para reciclar las mascarillas. Este fue un trabajo en conjunto de la Municipalidad de Concepción y la UdeC.